Respuesta a: El Reino de los Cielos

#10573
Félix Guttmann
Moderador

Estimado Gustavo:

Con relación a Juan 3:2-15:

Observa el contexto:

Este maestro de Israel «vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.»

¿Qué le respondió Jesús?

Le dijo: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.»

¿Por qué le dijo eso Jesús a Nicodemos?

El motivo no lo recepcionó ese varón israelita.

«¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? »

Jesús no le atendió a su pregunta, sino que fue al meollo de ese asunto:

«Respondió Jesús:

(1) De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios» (…)

(2). «Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es».

(3) «No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo»

(4) «El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu».

(5) «Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?»

(6) «Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?».

(7) «De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.»

(8) Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?»

(9) «Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo».

(10) «Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado».

(11) «para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna».

(1) Jesús explica que para «entrar» en el reino de Dios es imprescindible «nacer de agua y del Espíritu».

Dos requisitos: «nacer … de agua y … del Espíritu».

Ese nuevo nacimiento, ese empezar una nueva vida, bajo un estilo de existencia acorde con las exigencias de ese reino, solo es posible si actúan sobre el creyente ese «agua» y además ese «viento».

El significado de «aguas» ciertamente se lo explicó ese varón de las Alturas al varón israelita (Apo. 17.15).

Pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas que están comprometidos allá arriba con el plan de la salvación han de actuar en la vida de la «nueva criatura».

En cuanto a ese «Viento» (Espíritu,en latín), este está integrado por muchos otros «vientos», todos son personas de carne y huesos, que conforman un equipo, con la misión de ministrar, enviados a favor de los que seremos «herederos de la salvación» ( Heb. 1:14 ).

Dos colectivos «celestiales» -entonces- están comprometidos con el desarrollo de la «nueva criatura» (Jn. 1.12-13).

(2). «Lo que es nacido de la carne, carne es».

Los adámicos mortales nacemos conforme a nuestro actual código genético, corrupto. Nacemos, pues, de «carne» corrupta, por tanto somos eso, carne, es decir, corruptos.

Pero «lo que es nacido del Espíritu, espíritu es».

Considerados como «nuevas criaturas» somos guiados, instruidos y capacitados por ese «Viento» («Espíritu»), por tanto formamos parte de ese «Viento» y de esa manera somos «vientos» («espíritus»), semejantes a ese «Viento» (Heb. 1.14).

(3) «No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo»

No tenemos, entonces, que asombrarnos ante esa revelación: Nos es necesario «nacer de nuevo». Iniciar un estilo nuevo de vida en consonancia con la labor que haga en nuestras vidas el llamado del latín «Espíritu santo» (en hebreo «el Viento Consagrado»), precisamente para lo que Juan 16.13 reseña.

(4) «El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu».

Ese «Viento», ese colectivo, actúa como bien lo decida. Su actuar lo debemos experimentar, aunque no entendamos de dónde procede, ni a dónde nos lleva.
Ese estilo de vida caracterizará a «todo aquel que es nacido» de parte de ese «Viento» (Espíritu).

(5) «Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?»

(6) «Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?».

Ello lo debía saber Nicodemos que se apreciaba como un erudito en los asuntos que tienen que ver con la palabra de Dios.

(7) JESÚS le aclaró que lo que ellos saben, los de ARRIBA, de eso hablan, y que ELLOSlo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.»

(8) Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?»

(9) «Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo».

(10) «Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado».

(11) «para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna».