Rocio del Carmen:
1.- No quiere decir que porque Jesus murió por nosotros para que seamos salvos cuando nacemos, nacemos libre de pecado.
El «pecado» (palabra griega que significa «transgresión»), está inherente en el humano que procede de los mortales.
La rebelión de Satán trajo alteraciones que afectaron al hombre involucrado directa o indirectamente.
Los directos descendientes de esas víctimas o prosélitos llevamos esa afección en el torrente sanguíneo, heredamos basura genética, y somos engendrados con esa herencia en un mundo afectado por esa rebelión en todos sus aspectos y ordenes.
2.- La muerte de Jesús se debió a un convenio donde resaltó un pago, y con ese precio se lograría la restauración del hombre afectado, desde luego del que la aceptara.
Con Jesús, una vez retorne, la humanidad que se le sujete experimentará aquello que vivieron por poco tiempo esa pareja adámica.
3.-. La verdadera causa de que JESUS muriera entre tanto dolor y tortura se debió al estilo de su sacrificio, en una cruz romana, con los métodos propios que la caracterizaban, pero si no aconteció de otra manera es porque así se esperaba que sucediera en unos tiempos donde reinaba en esas latitudes ese imperio.
De no haber existido ese imperio en territorio israelita, Jesús habría pagado colgado en un madero, de manos de los líderes de Judea.
El imperio romano se prestó, sin saberlo, y por su condición de invasor, para esa «negociación», que Jesús pagara ese precio, con su derramamiento de su sangre.
Para el exigidor de ese precio no tenía sentido un sacrificio con anestesia.
Nuestra salvación no se supone que era por su muerte sin las torturas, porque si de ello se tratara así habría sucedido.
Los sentimentalismos no encajan en este tipo de realidad.
FGuttmann