Respuesta a: Lavatorio de Pies
Estudios Biblicos No Aptos Para Religiosos › Foroluz › Preguntas & Respuestas › Lavatorio de Pies › Respuesta a: Lavatorio de Pies

«Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio» (2Th 2:7 R60).
«Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad».
La «iniquidad» es la combinación de lo bueno y de lo malo. El imperio de la maldad inició con suma astucia esa muy inteligente estrategia entre los seguidores de Jesús. Su resultado hizo estragos, sobre todo entre los líderes, desde los primeros días del surgimiento de la congregación «cristiana» y es evidente en los días presentes, aun cuando el ‘viento sagrado’ lo detenga en su ímpetu y lo hará hasta que llegue ese día del arrebatamiento.
Por esa causa experimentamos el deterioro de muchos de los líderes que se precian de ser cristianos o mesiánicos, quienes ministran afanados por conseguir fama y bienes como si fuesen a vivir eternamente en lo terrenal.
La evidencia de su actuar errado es su manto que les cubre, lo religioso.
Nadie que a si mismo se ame es religioso. Una realidad es la solemnidad que honra al Padre y le reconoce como el creador y otra es la ignorancia de las cosas del Altísimo y de lo que embarga al hombre destituido de su ‘gloria’ o reconocimiento como hijo del Altísimo. La religiosidad impide acceder a la verdad y anima a la ignorancia. La ignorancia desarrolla infinidad de desaciertos en todas las áreas de la vida del hombre y lo mantiene muerto o separado del Creador y de su reino.
Amar al Todopoderoso es lo prioritario, pero para ello es necesario identificarlo primero como Padre, y ello se traduce en conocerle como de nuestro linaje, y solamente así podemos tenerle en cuenta por encima de todas las cosas que nos son puestas para que las utilicemos.
Amarnos a nosotros mismos es la consecuencia de conocer al Padre y su creación. Se traduce en saber que somos sus hijos y en actuar en consonancia. Solo así podemos amar a nuestro prójimo, entendiendo el significado de ser hermanos, es decir, resultados o hijos del mismo Creador; de su linaje, de la misma familia, frutos del mismo Creador.
La clave para pertenecer al reino de los cielos es amar al Padre, como consecuencia amarse cada uno a si mismo y amar a ese prójimo.
En este mundo tenemos la oportunidad de demostrar esas experiencias.
FGuttmann.