Respuesta a: La rebelión de Satán
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Jairo:
Aceptaría tus felicitaciones si mi labor dependiera de mí y no del resultado de la procedencia de esas informaciones o enseñanzas.
No son muchas las personas que se enfrentan al sistema pero tampoco son pocas las que lo hacen y estas marcando las diferencias abanderan asuntos o temas o tiempos o diferentes aspectos que trascienden en la sociedad. Todos los que logran mover los pisos de los cimentados en sus asuntos son de una u otra manera rechazados e incluso señalados con el ánimo de destruirlos, aún sutilmente. La humanidad actual procede de épocas donde el oscurantismo reinó mediante diferentes imperios y el religioso como los otros logró que las gentes no vieran hacia donde debían ver. Muchos son los líderes religiosos y los oportunistas, que se precian o se identifican como «cristianos», que a su manera a otros estigmatizan, señalan despectivamente, porque no les pueden asesinar físicamente, y les desdeñan acusándolos como bien les parece, incluso utilizando esos vocablos griegos que el imperio romano ventiló, como «herejes», «apostatas», «sectas», «demonios», entre otros. Los hay que plácidamente se dejan arrastrar por el cauce del legalismo o del mal interpretado espiritualismo. También ellos estigmatizan a semejanza de quienes les orientan.
Jesús sin duda, como sus hermanos profetas, revolucionó «paradigmas» y sus seguidores no se rezagaron, por ello sufrieron apedreamientos, persecuciones con ánimos de matarlos, pero la misión la cumplieron, aunque ciertamente el imperio religioso griego y después el romano lograron sofocar su labor, dando con ello testimonio que el «misterio de la iniquidad» no se debe subestimar.
Es de esperarse que personas como tú, que reciben estas aclaraciones, que Camino Luz suscribe, que tienen la mente «abierta», no se dejen manipular y formen parte activa, dinámica, de esa labor que encomienda Jesús: ser la luz en este mundo.
Esa luz no se lleva con mantos de religiosidad sino con el estandarte de la realidad, para que esta ondee movida por ese «viento», el sagrado, el que popularmente llaman del latín el «espíritu santo».
Si callas, muchas piedras en tu lugar, en su momento, clamarán. Su clamor no gustará porque cuando las piedras caen suelen romper lo que a su paso encuentran.
Si crees en el arrebatamiento y lo demás, entonces, apuesta por esa experiencia porque quedarse no exigirá otra cosa que abstenciones.
No es conveniente que juguemos con nuestra vida eterna.
FGuttmann.