Respuesta a: La rebelión de Satán
Estudios Biblicos No Aptos Para Religiosos › Foroluz › Librería de Comentarios › La rebelión de Satán › Respuesta a: La rebelión de Satán
Jose:
No se qué has comprendido acerca de la existencia de la humanidad que te rodea, donde prima la injusticia, la desarmonía, el desamor, traducido todo en esa amplia gama de desaciertos que la caracteriza, como la envidia, el egoísmo, la violencia, la avaricia, la inmoralidad, sin desmeritar el rápido proceso de degeneración de la humanidad en cuanto a su código genético y las enfermedades que la ayudan hasta que la muerte recibe esa desintegración o antes.
¿A qué vimos al mundo?, preguntas.
Jose, millones que son engendrados no logran siquiera sobrevivir, porque son rechazados, abortados. Ellos no te pueden responder a esa inquietud. Otros logramos «nacer» para unos crecer y ser enviados a matar a otros, en medio de encuentros bélicos asquerosos, bajo argumentos mentirosos, y otros para hacernos daño o para hacerle maldad a los demás, usando tantos métodos que impresionan.
No nacemos para ser chismosos, y nos mandamos unas lenguitas que no son biperinas sino triperinas, al punto que hacen sentir incómoda a la lenguita de las serpientes. Somos tan contradictorios que por ello ni sabemos cuál es la razón de nuestra actual existencia y ni sabemos a qué vinimos a un mundo que otros mundo no envidian. Salvando las excepciones, la razón de nuestra existencia se debe al sexo, y no por haber sido concebidos para formar parte del plan de Dios. No venimos al mundo, nos traen sin preguntarnos.
¿Crees tu que un Dios de amor haya creado las condiciones para que vivamos en un mundo bajo estos parámetros tan extremadamente contradictorios?
La razón de la existencia del hombre está proyectada por Jesús, quien nos dice a qué debemos venir a una creación donde ha de brillar por su ausencia lo que experimentamos en en este mundo.
Todo cuanto veas en este mundo no es la razón de nuestra existencia y no debíamos haber venido a este mundo a engrosar sus intereses maquiavélicos, pero ya que hemos tenido la oportunidad de conocer de la palabra de Dios, mucho o poco, pues aprovechemos esa coyuntura para cambiar una maldición por una gran bendición, aunque ello nos exija lo propio.
La razón de nuestra existencia no debe centrarse en servir ni directa ni indirectamente a Satán, y para ello no hemos venido a este mundo, aunque eso lo procure Satán.
Infortunadamente no existe sobre la tierra un «pueblo de Dios», aunque muchos traten de ser hijos de Dios o de que otros estén en ese proceso. Ninguna religión forma un pueblo para servir a Dios, solo para servir a sus líderes, a sus promotores, a los vividores que viven de los que ingenuamente quieren formar parte de ese pueblo inexistente.
Un pueblo de Dios, sobre la tierra, se caracterizaría por estar trabajando en lo que trabajan el Padre y el Hijo y como pueblo haría estragos entre las filas del imperio satánico apostado en este planeta. Un pueblo de Dios no se achanta en sillas «shabatinas» o «domingueras» a broncearse bajo la luz que ilumina los espectáculos eclesiásticos, para levantar sus manos en espera de comodidades y de bienes. Un pueblo de Dios, sobre la tierra actual, estaría aunado al pueblo de Dios que se enfrenta al imperio de Satán, y junto con esos hijos del Altísimo padecería en el nombre y por la causa del Padre y del Jesús.
FGuttmann.