Respuesta a: La rebelión de Satán
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Larry:
Todos tenemos «mucho que aprender» y ni aún disponiendo de la vida eterna nunca terminaremos de aprender. El tema radica en que tenemos que actualizarnos lo más que podamos de cara a la responsabilidad que tenemos primeramente para con nosotros mismos (Mt. 22.39; Mr. 12.31). Si los burros hablaran dirían muchas burradas y hay líderes, respetando las excepciones, que sin ser burros enseñan desaciertos supuestamente aportados por la Biblia y hay ovejitas que comen de las enseñanzas de esos que dicen burradas sin ser burros.
Con tu testimonio te sumas a los de otros que han decidido cargar su cruz para seguir a Jesús, renunciando, como tu, a las congregaciones de corte religioso, todavía llenas de «calentadores de sillas» y de «loros repetidores».
En cuanto a nombrar a Satanás, aunque si bien es cierto no le debemos estar invitando hasta en las comidas, no por ello debemos hacer como si no existiera.
En este tema de lo «bíblico» hay una frágil línea que siempre debemos considerar. Para el caso, si desconocemos del problema en que está inmersa la humanidad, y nosotros en ella, aunque no seamos en muchos casos partícipes de los calores de este mundo, terminaríamos haciéndole el juego a Satán y a su imperio, astuto muy astuto, por cierto.
Obviamente no se trata de «ponerlo en alto», a Satán y a su imperio, pero tampoco de perder de vista su ubicación. Conocer del Enemigo es sabio y prudente hacerle seguimiento. Hacer eso no es «glorificarlo» (reconocerlo), sino tenerlo observado, así como ellos nos observan, de ambos lados, porque los del Altísimo también están pendientes de todo, incluso, obviamente, de nosotros.
Cierto que muchos lo viven anunciando a gritos y se lo imaginan pisándolo hasta en las alabanzas. Las actitudes de los extremistas, en todos los escenarios son semejantes, disparan al aire sin tener en cuenta que las balas en algún momento dejarán de subir y que de bajada tendrán más velocidad. Muchos mueren al ser baleados por balas perdidas disparadas hacia el cielo. El refrán dice: «No escupas para el cielo porque a la cara te puede caer».
Tenemos lucha contra cuatro frentes, principados, autoridades, gobernadores de las tinieblas de este siglo, y contra espirituales de maldad ubicados en esas regiones celestes (Ef. 6:12), y ello no lo podemos descuidar.
Por ello los creyentes son solo «victoriosos» por dos horas cada domingo, alardeando en sus «iglesias» por medio de las alabanzas y ciertas extravagancias, pero son vencidos en sus hogares y en sus vidas; llenos de pleitos y contiendas. Todos somos, sin embargo, de una u otra manera pecadores, aun cuando hay pecados que matan y otros no (1Jn. 5.16).
Todos, sin excepción llevamos el pecado dentro (1Jn. 1.10; Ro. 7.14-25). Mi amigo austral lo dice bien: «Soy perfecto y fallo».
No olvides ese nombre “Satanás”, es tu enemigo, nuestro enemigo.
No es el objetivo ponerlo como ingrediente en nuestras oraciones ni en los cánticos, pero si le perdemos de vista no le escucharemos su rugir como el de un león dispuesto a devorar a quien se le descuide. Atendamos la advertencia de Pedro: «Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo» (1Pe 5:8-9 R60).
Si uno de tus propósitos es sepultar ese nombre, ten en cuenta que el tuyo ese personaje no lo sepultará hasta cuando a ti te sepulte.
Si has comenzado a formar junto a tu familia una congregación —-«útil como lo enseñó Jesús», entonces tendrán todos que ser primero discipulos para que Jesús les delegue qué hacer y dónde hacerlo.
Si ustedes ya han visto «muchas cosas increíbles» en lo que han vivido, que entre estas estén aquellas que nos recuerdan que por la causa de Jesús hemos de padecer, por resistir «firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en nuestros hermanos en todo el mundo» (1Pe 5:9 R60).
Solo para hacerte caer en cuenta de algo, ni uno solo de los vientos o mensajeros del Altísimo o de Jesús, por lo menos que la Biblia reseñe, se manifestaron de manera «resplandeciente», y ellos lo que menos hacen es distraer, solo conscientizar, porque nuestra realidad no da pie para entuertos. Tenlo presente por aquello de que quieres sepultar a quien está más vivo que cobrador de hacienda, y suele disfrazarse de mensajero, precisamente de LUZ y la luz suele manifestarse porque resplandece.
Cuestiónate una sola cosa, del tema que cuando ellos se manifiestan es «hermoso», porque ustedes les han oído hablar en diferentes idiomas ingles, oriental, árabe y nombrar a Jehová, si ustedes en esas ocasiones les han entendido algo de esos idiomas, aunque hayan oído el nombre «Jehová», porque muchos escuchamos que existen los «Testigos de Jehová» y a muchos no les convence su agrupación, aunque es numerosa y excelentemente organizada, y llena de gentes que hay que apreciar y respetar.
En una ocasión una señora muy contenta se me acercó, después de una de mis charlas «bíblicas» y me comentó que escuchaba con frecuencia un CD «de música de Dios», pero que no entendía su contenido, y que una amiga se lo trajo de Israel. Le pregunté que en qué idioma lo escuchaba. Me dijo: «Pues, ¡en hebreo (!) el idioma de Dios (!)». No se por qué le pedí que me lo trajera en la próxima reunión y eso hizo y lo escuché, y si evidentemente era en hebreo pero su contenido nada tenía que ver con alabanzas o tema con «Dios», es decir, era un CD de música popular israelita de corte actual, sin relación con lo que ella creía.
Satán y los suyos no hacen espectáculos ni revuelcan a nadie, ni se ríen a carcajadas, como tampoco actúan como embriagados ni se tuercen, en lugares donde no se lo permiten, pero cuando se habla de «disfraz» el asunto se torna interesante.
Si el propósito que en ustedes hay es levantar una congregación «útil con la verdad», sopesen qué entienden ustedes por ser útiles, porque no siempre donde se adora a Jehová la membresía está conformada por obreros útiles a los intereses de Jesús. Nos debemos a Jesús, nuestra cabeza es Jesús, y con ello no pretendo ser tendencioso en cuanto a ser una congregación de «SOLO JESUS», sino sensatos ubicando las cosas en su debido orden: «según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén» (Rom 9:5 R60).
Si el nombre de la congregación es “Jehová y sus ángeles”, ¿dónde dejan a Jesús y sus mensajeros? (Heb. 1.1-8).
Te sugiero adquirir el libro «Los Dones espirituales».
Recuerda, que «no todo lo que brilla es oro» y que debemos cargar nuestra cruz y seguir a …. Jesús (!) y su yugo llevarlo sobre nosotros.
FGuttmann.