Respuesta a: La rebelión de Satán
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Jose Jorge:
10 Y salía de Edén(universo) un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro cabezas.
11 El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro;
12 y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice.
13 El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus.
14 Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.
Por causa de la rebelión, de ese lugar, de Edén (del Reino de los cielos, ubicado en el universo) salía esa especial influencia (un río) para aprovisionar (regar) ese «huerto» (tipo campamento) establecido en esta morada, en el cual fueron formados Adam y la Varona, y de allí se repartía hacia (destino) cuatro cabezas (las traducciones dicen erróneamente «brazos»).
Así como Jesús es la «cabeza» de su congregación (Ef. 4.15; 5.23), a semejanza esas cuatro «cabezas» eran cuatro líderes de esas posiciones hacían de influencias o intervenciones («ríos»): Pisón, Gihón, Hidekel y «Prat» (traducido como «Eúfrates».
Los cuatro seres «vivientes» representan cada uno de estos lugares desde la rebelión.
El tal «libro secreto de Juan» no dice que eran cuatro reinos que salieron del ser intimo del Creador.
El Creador todo lo que creó es bueno y ya lo creó (Ro. 1.20). Sus hijos siendo de su «linaje» (Sal. 82.6; Jn 10. 34-36) prosiguen creando de lo creado, y solo por causa de la rebelión un especial organigrama surgió (Rev. 4 y 5) de ese reino, conformado por quien representa al «Padre» (Dan. 7.9,13,22), y por esos cuatro seres que se le sujetan y por los 24 monarcas, no por una Trinidad, dedicados única y exclusivamente, por medio de un plan concebido por ellos, para contrarrestar y erradicar a Satán y todo cuanto tenga que ver con su imperio y resultados.
Satán no salió del que llamas el «último reino», el cuarto.
Si crees que Juan escribió un «libro secreto», entonces estaría contradiciendo el objetivo del Altísimo cual es revelar con Jesús todos los secretos o misterios. Una cosa es que exista ese tal libro aduciéndoselo a Juan y otra realidad es que sea cierto. Por eso bien claro lo dice Pablo: «Examinadlo todo; retened lo bueno»(1Tes. 5:21), pero ¿cómo podemos saber retener lo «bueno» si no lo conocemos? Primero hay que conocer lo «bueno» para luego examinarlo todo.
Los creyentes prevenidos suelen señalar a otros como falsos maestros o profetas, sin conocer del tema del Altísimo ni de las advertencias (profecías). Así mismo a todo lo que brilla lo consideran oro.
FGuttmann.