Respuesta a: La rebelión de Satán

#5341
Félix Guttmann
Moderador

Alejandro:

«Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los vientos se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos» (Luk 10:17-20).

1. «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo».

Esa misma visión tuvo Juan en aquella ocasión: «Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. (Rev 12:12 R60)

2. Ese desplome será tan rápido como cae un rayo. Los rayos no «son enviados por Dios», son una expresión de la naturaleza motivada por una poderosa descarga electrostática natural producida durante una tormenta eléctrica; generando un «pulso electromagnético». La descarga eléctrica precipitada del rayo es acompañada por la emisión de luz (el relámpago), causada por el paso de corriente eléctrica que ioniza las moléculas de aire, y por el sonido del trueno, desarrollado por la onda de choque. La electricidad (corriente eléctrica) que pasa a través de la atmósfera calienta y expande rápidamente el aire, produciendo el ruido característico del rayo; es decir, el trueno. Los rayos se encuentran en Estado plasmático.

Con ese ejemplo Jesús hizo referencia al inminente y futuro desplome del imperio de Satán (Rev. 14. 6-7; Rev. 18).

3. Es necesario comprender el significado y procedencia del «bautismo» para entender que no es necesario que una persona se haya «bautizado», como usualmente se visualiza o se cree, para que su nombre esté inscrito en los cielos. El termino griego, «bautizo», significa «sumergirse» en el sentido de comprometerse.

Juan informa en sus escritos que existe UN solo ROLLO (libro), no unos «libros» (Rev. 20.12), «el cual es el libro de la vida» (Rev 20:12), el cual proyecta la manera de vivir eternamente bajo los parámetros de la «palabra» o ley magna del Creador y Jesús no mencionó que en ese «libro» se inscriben los nombres. Al respecto él solo dijo: «sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos«.

FGuttmann.