Respuesta a: ¿Qué es la salvación?
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Alonso:
Bueno sería que le aclararas -de serte viable- a ese «Licenciado en Teología» que JESUCRISTO no se ganó la salvación, y menos por obras según la Ley, porque Jesucristo no vino a salvarse, sino a salvar. Jesús es el ‘Hacedor de la Vida’, en aquellas personas que están ‘muertas’ espiritualmente.
Con el advenimiento del Hijo de Dios, como Hijo del Hombre, evidentemente se cumplió en su totalidad lo profetizado de su persona y en conformidad con lo advertido en la Ley dada a Moises para los israelitas.
Desde luego que Jesus cumplió en su totalidad con su primera fase de su misión, pero en cuanto a la Ley, no la cumplió «en su totalidad», pues Jesucristo no apedreó a pecador alguno, como lo estipulaba la LEY.
Su enseñanza no iba de acuerdo a la LEY (Mt.7.28-29; 22.33; Mr. 1.22; 27; 4.2; 11.18; 12.38; Lc. 4.32; Jn. 18.19; Hech. 2.42; 5.28; 13.12).
«Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia. 19 ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme?» (Jn. 7:16-19)
Ese respetable «licenciado» quizás no leyó la «desobediencia» a la Ley que demostró Jesus: «Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que (…):
«Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que … (….)
«También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que … (…)
«Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo …. (….).
«Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo …. (….).
«Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo … (…).
Si en su sacrificio en la Cruz El llevó todos tus pecados, ¿dónde ubicas a Pablo según su confesión escrita a los creyentes de Roma (Ro. 7.14-25)?
¿Dónde dice exactamente que Jesus te «regaló sus obras» para que tu «te presentes al Padre completo con las obras de El»?
Según la comodidad de tu comprensión, ¿dónde dejas entonces todo lo escrito en Mateo 25, advertido por Jesus? ¿Dónde acomodas lo advertido por Santiago (Sant. 2.14-26)?
¿Por qué Jesus advirtió que «muchos», no pocos, le dirán en aquel día -el del arrebatamiento-: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?». ¿Qué les declarará Jesus a esos líderes cristianos que le reclamarán por haber sido excluidos de esa salvación?
«Tranquilos, os he dejado y no participareis en mis bodas, porque les «regalé mis obras» para que ustedes -dejados para que experimenten el ‘lloro y crujir de dientes’ en la tribulación que se les viene encima, puedan así «presentarse al Padre completos con mis obras.»
¿Dónde -en tu apreciable comodidad ‘cristiana’, ubicas esta otra advertencia que resalta que «después de que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta», es decir, después de haberse efectuado el arrebatamiento, «y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos».
Suponte, solo como un ingenuo ejercicio hipotético, que tú estés entre estas personas, ¿qué esperas que te responda Jesus, tus argumentos tan cómodos?
Bueno, Jesus a esos que le reclamarán ese día de nada le servirán tus argumentos, porque Jesus a ellos les dirá: «No sé de dónde sois.»
Entonces saldrán a flote las cómodas «doctrinas»: «comenzaréis a decir: delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste».
Y Jesus no les apoyará con tus argumentos tan cómodos y propios de evangelistas acomodados. Jesus os dirá: «Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos» (Lc. 13:25-28).
Te conviene -con sensatez y madurez- estudiar a mateo 25.
Tú crees que eso lo logras «solamente creyendo en El por la Fe que Dios te da para que nadie se gloríe.» Bueno, te conviene usar unas tijeras y quitar de tu Biblia, por ejemplo, lo advertido por Santiafo: «Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?» (Sant. 2:19-20).
¿Te puede dar Dios una fe diferente de la FE que es para todos la misma? (Ef. 4.5).
Desde leugo que «todo aquel que cree ha pasado de muerte a vida», pero, ¿qué es creer? ¿En qué exactamente crees? ¿Crees que con toda «tu» fe, te salvarás? Estudia a Santiago 2.14-26).
«Y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras» (Rev. 2:23).
El ladrón de la cruz no creyó en lo que crees tú que él creyó, ese personaje se salvó por haber reconocido quién era Jesus y con base en esllo le pidió a Jesús que se «acordará de él» cuando estuviera en el «Jardín del Edén». No tergiverses la información, al estilo del predicador ordinario, que sin el contexto enseña falsedades.
Además, la situación de ese crucificado no la experimentamos todos, y aquellos que la experimentaron, por ser ‘cristianos’, a su lado no tuvieron a Jesus.
El sacrificio de Jesús tiene un significado que afecta -primeramente- a Satán y a su organización.
Nos podemos salvar siguiendo a Cristo y seguirlo significa cargar su yugo sobre nosotros (Mt. 11.28-30), haciendo esas obras que Dios preparó de antemano para que las desarrollemos: «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (Ef. 2:10; Mt. 25).
En cuanto a los que se respaldan de sus títulos como «teólogos», ¿quiénes se los reconocieron?
Porque «teólogos» los hay en todas las religiones, y entre todos no se ponen de acuerdo, además, ni los mismos misioneros de Jesús se consideraron «teólogos». Ni Jesús …
«Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis» (Jn 5:19-20).
«y mayores obras que estas le mostrará» …
«La revelación de Jesucristo, que Dios le dio (…)» (Rev. 1:1).
F.Guttmann