Ruth:
En la llamada «última cena» de Jesùs con sus discípulos, cuando él les dijo que ese pan era «su cuerpo» y que ese vino era «su sangre», como símbolos, su propósito era que con base en estos recordaran «cada vez que en su nombre se reunieran» su sacrificio.
Ese recordatorio procede de una orden, por tanto si aceptamos como nuestro Señor y rey a quien la ordenó, lo que se espera es que le obedezcamos, y máxime si sabemos que Yeshua sabe lo que dice y hace.
Nos corresponde obedecer.
En Marcos 14. 24, al Yeshúa decir «Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada», él nos revela que un nuevo convenio inicia con su sacrificio en la cruz, dejando al anterior sin vigencia, como estaba previsto (Gen. 49.10).
En ese nuevo convenio o pacto o contrato, las gentes de las naciones ingresan en el plan de salvación, pero en un debido orden: primero los que serán, junto con los israelitas que hayan aceptado a Yeshua como su Mashiaj (Mesías), la «Esposa», los cuales serán arrebatados a su presencia por esos tres años y medio, y que asistirán a las bodas del cordero; luego en su venida a la Tierra, a su tierra, Israel (Zac. 14.4), los que serán sacerdotes a su servicio o al servicio del Padre. Y por último, mil años después, los que no sigan a Satán cuando este sea liberado por corto tiempo.
Los tales «primeros mártires» o testigos (en griego la voz «mártir» significa «testigo») no fueron esos «cristianos» que eran lanzados a las fieras en el coliseo romano y decapitados y torturados y sometidos a suplicios.
Si a ello nos referimos, tendríamos como «primeros» mártires a los judíos que fueron perseguidos en Judea, en Jerusalen e incluso a los de Samaria. Pablo fue uno de los perseguidores de ellos.
Para nada se nos pide que «algunos de nosotros» -hoy dia- derramemos sangre para el perdón de los pecados.
El bautizo hace esa labor…
El día cuando Jesús se reúna con su congregación allá arriba, en sus bodas, entonces nuevamente beberá del fruto de la vid.
Beberá VINO y no jugo de uvas…
FGuttmann