Alex:
En ese organigrama de la antigua Grecia, regentada por esos tales «dioses», sus gentes estaban «situadas» debajo, alrededor y a ciertas distancias de esos montes donde estaban residiendo esos tales «dioses».
Las demás civilizaciones o pueblos o naciones, aparte de esos griegos, que no dependían de esos «dioses» del Olympo, llevaban sus vidas según sus otros «dioses» o creencias.
Independientemente de la manera de ser de Satán y de su manera de actuar y de su organización, existieron ———–solo en la vida de esos griegos——- aquellos griegos del común que hicieron de mensajeros entre esos «dioses» y las gentes del común de esa antigua griega. Se les llamó los «daimones». Hubo, entre esos mensajeros unos «daimones» que se caracterizaron por traer noticias buenas de parte de esos «dioses» y los hubo que se caracterizaron por traer noticias desagradables de parte de esos «dioses». Esas características no tienen algo que ver con Satán. Ello sucedió en esa Grecia antigua.
De esa historia, miles de años después, apareció Sócrates quien se dio a la tarea de «unificar» los conceptos que tenían los griegos acerca de los «daimones» y de su influencia quedó plasmado que todos los «daimones» son «malos», pero eso fue el resultado de las gestiones de ese varón, llamado Sócrates.
De esa influencia «socrática» se sustentó el imperio político romano para estigmatizar a los «espíritus», según ese imperio MALOS, a los que llamó, del griego, no del latín, los «demonios».
En esa vivencia de esa Grecia antigua, los griegos del común que hacian de mensajeros solo entre los «dioses» del Olympo, se les llamó «ángeles», pero sin la connotación que se les identifica en la actualidad que surgió del manejo del imperio católico romano, que se aprovechó de lo griego para influenciar a sus súbditos latinos o de su imperio.
La labor de los «daimones» no fue la labor de los «ángeles» en esa antigua cultura griega.
FGuttmann.