Respuesta a: ¿Existe la trinidad?

#7225
Félix Guttmann
Moderador

Rene:

¿Cómo debemos entender las Escrituras?

Si tal como lo copiaste de alguien, que “el lenguaje de la Biblia debe explicarse de acuerdo con su significado manifiesto, a no ser que se trate de un símbolo o figura», ¿cómo es que llamas a Jesús «Yahshua», si ese vocablo no existe en hebreo?

¿De dónde sacas que el nombre de «Dios» es «Yahweh»?

¿Cómo explicar “el lenguaje de la Biblia» de acuerdo con su desconocido «significado manifiesto», si este incluye símbolos, figuras, tradiciones, mentalidades, palabras fenicias, caldeas, egipcias, babilónicas y mucha historia?

El tal «lenguaje de la Biblia» está directamente relacionado con los idiomas que habló Abraham y su clan antes de acceder a Haran; así como también con los idiomas arameo y fenicio. Luego la influencia babilónica, persa y la egipcia.

En ninguna parte del llamado «nuevo testamento» está escrito «Yahweh» y menos en ese aparte que has aportado (Juan 7: 17).

Ni una sola vez aparece en ese llamado «nuevo testamento», en griego, que es la fuente, alguna pronunciación del nombre de «Dios», entonces, ¿cuál es el propósito de alterar la información para incluir el supuesto nombre «Yahweh»?

Comentas que «si los hombres quisieran tan sólo aceptar lo que la Biblia dice, y si no hubiera falsos maestros para alucinar y confundir las inteligencias, se realizaría una obra que alegraría a los ángeles y que traería al rebaño de Yahshua a miles y miles de almas actualmente sumidas en el error», pero me llama la atención que consideres que la humanidad que está buscando de «Dios» con base en la «Biblia», a tu juicio, no quieren aceptar lo que la Biblia dice, si las evidencias demuestran que muchos o las mayorías están aceptando cualquier versión de la Biblia, y cualquier interpretación que muchos líderes están haciendo de esa Palabra, unos conforme a sus maneras de entenderlas y otros según sus denominaciones.

Por otra parte, también me llama la atención que hablas de falsos maestros, cuando tú mismo alteras lo escrito, e incluso llamas de manera diferente, por ejemplo, a Jesús a quien denominas como «Yahshua», cuando esa fonética nunca ha existido en hebreo. Otros le llaman Yahoshua, otros Yehoshua, otros Yehushuah. Ante esa avalancha de supuestas pronunciaciones, emanadas de los supuestos «mesiánicos», ¿cuál es la verdadera pronunciación? ¿A dónde quieren llegar con esas hipotéticas fonéticas hebreas, mismas que en hebreo brillan por su ausencia?

Si existieran verdaderos maestros, los falsos serían expuestos y no alucinarían a nadie, y las «inteligencias» no serían confundidas, pero tú mismo, te pregunto, ¿estás en condiciones de explicar de qué fuente sacas que el nombre de «Dios» es «YAHWEH» y el de Jesús es «Yahshua»?

¿Por qué no formas parte de esa labor que «alegraría a los «ángeles», si los tales «ángeles» existieran?

¿Hablas griego?

Si tu idioma no es el hebreo o el griego koiné, como tampoco tu mentalidad afina con esos idiomas, ¿por qué entonces usas vocablos supuestamente hebreos y griegos, si desconoces sus significados?

El vocablo «ángel» es griego y solo significa «mensajero» y era un oficio que griegos del común hacían entre los «dioses» de esa mitolögica historia.

¿Por qué, entonces, los verdaderos maestros, en los asuntos de la Biblia, habrían de alegrar a esos mensajeros, si existieran?

Miles y miles de almas están sumidas en el «error» porque hemos nacido en el mundo del «error», llamado en la Biblia el «abismo».

Pero lo peor es que muchos critican y censuran lo que no enfrentan con hechos para solamente así lograr los resultados que dejen sin argumentos lo que critican y condenan.

Te limitas a decir que «deberíamos ejercitar en el estudio de las Santas Escrituras todas las fuerzas del entendimiento y procurar comprender, hasta donde es posible a los mortales, las profundas enseñanzas de Yahweh; pero no debemos olvidar que la disposición del estudiante debe ser dócil y sumisa como la de un niño».

Al respecto de tu sabia opinión, me parece que debes empezar contigo mismo aplicando lo que aportas, a ver si logras, estudiando la Biblia, ejercitar todas esas «fuerzas» de tu entendimiento, porque el escudriñar las Escrituras no nos exige las «fuerzas» de nuestro entendimiento, porque entonces pocos lograrían acceder a esa información.

Estudiar cualquier asunto o disciplina nos exige dedicación, y para el caso de la «Biblia», esta nos exige desapasionamiento, mente no religiosa e informaciones complementarias, sobre todo acerca de las historias que están comprometidas en la información integral que está depositada en ese compendio de historias que conforman esos libros llamados del griego la «Biblia», es decir, los «libros».

No se trata de «procurar comprender, hasta donde es posible a los mortales», porque toda esa información tiene que ver con la inmortalidad en la vida eterna. El objetivo es saber y entender la información que Dios y Jesús quieren que comprendamos, para que nos comprometamos en lo que debemos de comprometernos, si es que comprendemos esa información como corresponde.

Para acceder a las profundas enseñanzas de YEHOVAH (así se lee en cualquier «Tanak» punteado), es requisito esencial la buena voluntad. Si a ello agregas que es necesario «que la disposición del estudiante debe ser dócil y sumisa como la de un niño», entonces, no tienes más alternativa que asumir esa actitud.

Las que llamas las «dificultades bíblicas» surgen de las traducciones imprecisas, asimismo del intento de traspolar costumbres y escenarios, así como también por pretender manejar las mentalidades de esas gentes de esos tiempos y de esas latitudes.

No comparto tu apreciación cuando dices que «no deberíamos ponernos a estudiar la Biblia con esa confianza en nosotros mismos», porque ciertamente debemos tener confianza en nosotros mismos para adentrarnos en cualquier información, a menos que no hayamos estudiado lo mínimo en los años que hayamos vivido.

Pedro era un «iletrado», por ejemplo…

Quienes abordan «los dominios de la ciencia» son dignos de admiración, porque por ellos tenemos el ferrocarril, la radio, la energía eléctrica, el teléfono, la radio, la TV, el fax, el internet, los celulares, los «scanners», los adelantos y logros espaciales, en fin, la lista a la fecha es interminable.

Con el mero «espíritu de oración y dependencia __________filial_________ hacia YEHOVAH» no lo logramos. Se requiere, repito, de buena voluntad, disposición, dedicación, desapasionamiento religioso y mente abierta.

Debemos acercarnos no solo «con espíritu», sino con sensatez, porque nos estamos jugando la vida en términos de eternidad.

Para «obtener conocimiento del gran YO SOY», es necesario tomar nuestra cruz y seguir a Jesús, en hebreo Yeshúa, que significa «salvación».

Continuará …

FGuttmann