Respuesta a: ¿Existe la trinidad?
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Vanessa:
Primeramente, es conveniente despejar la procedencia del vocablo «espíritu» y lo que esa palabra les significaba a los de mentalidad latina que usaban el idioma latín.
Seguidamente, sopesar las razones por las cuales los traductores reemplazaron los vocablos fuentes, sea en hebreo «ruah», o en griego «pneuma», por ese vocablo latín, «spiritu», si debían traducir del hebreo o del griego al idioma, para el caso, el castellano o «español», sin el uso del latín.
El vocablo «DIOS» no se encuentra en el llamado «antiguo testamento», en hebreo, y del griego lo tenemos como «theos» o «theón».
La voz hebrea «ruah» significa «viento» y en griego «pneuma» significa asimismo «viento» como «aire».
La palabra en latín «spiritu» no significa «viento» ni «aire».
No tiene presentación que los traductores hayan reemplazado vocablos arameos, hebreos o en griego por términos en latín si el destinatario, para el caso, era un colectivo que habla castellano o español. Todas las palabras en una «Biblia», para el caso en castellano o en «español», deberían estar en esos idiomas, no en griego y menos en latín, sin embargo leemos términos griegos y en latín sin conocer sus significados.
La voz «spiritu» les significaba a los de la antigua mentalidad y habla latín algo «excelso no humano» en el sentido de «excelso no mortal», sin embargo, inexplicablemente, con ese término fueron reemplazados los vocablos «viento» o «aire».
Bajo influencia griega se nos hace referencia de lo que pronunciamos «Dios» sin saber que les significaba a los griegos la voz «theos» o «theón».
El imperio político religioso romano usó voces griegas para impresionar a sus súbditos en vez de utilizar el latín. El llamado «protestantismo» heredó esas palabras y la influencia católico romana, así mismo la heredó la actual «iglesia evangélica».
Lo que entendemos como «Dios», aclara Juan en griego, a los de mentalidad griega, es «pneuma», es decir, «viento» o «aire». Así debieron los traductores haberlo traducido, sin utilizar el idioma latín.
El «viento» de «Dios», según el caso, es el mismo «viento» de Jehová y otro «viento» es el «sagrado» o sano, del latín «santo», sin embargo, en otros casos, un «viento» procede del «viento» de Dios o de Jehová.
Nos corresponde, entonces, despejar el por qué los antiguos arameos o hebreos llamaban un «viento» a esa presencia fuera de contexto que en ocasiones experimentaban, que no pudieron definir, y sopesar ese hecho con lo que entendían los de mentalidad griega con la voz que homologa esa palabra hebrea «ruah» («viento»).
Definen a un viento el flujo de gases a gran escala y en la Tierra como el movimiento en masa del aire en la atmósfera. En el espacio exterior, el viento solar es el movimiento de gases o partículas cargadas del Sol a través del espacio, mientras que el viento planetario es la desgasificación de elementos químicos ligeros de la atmósfera de un planeta hacia el espacio. En meteorología se suelen denominar los vientos según su fuerza y la dirección desde la que soplan.
A los antiguos les significaba una fuerza de aire que les aliviaba el ambiente caluroso si era fresca y desconocían su procedencia y su destino. Llamaron «viento» a la presencia de lo que no podían describir. Experimentaron lo que llamaron «vientos inmundos» o «vientos que se dejaron ver» (gr. «fantasmás»).
A los de mentalidad griega los israelitas les explicaron que lo que entendían como «theos» o «theón» era «pneuma» («viento» o «aire»).
La palabra en latín «spiritu» trata de explicarla mejor, como que «Dios es algo excelso, no humano».
FGuttmann.