Roberto:
No es conveniente irse por las ramas cuando debemos aferrarnos al árbol.
Juan vio en ese trono el ————–«aspecto»——— de quien allí estaba sentado, posesionado, y como se trató del INVISIBLE, del UNO, a quien «nadie ha visto jamás», al Padre, entonces lo pudo apreciar mediante esa presentación, unas emanaciones de luces con colores que define claramente.
Irse ahora por las ramas, amparándose en esa visión, es perder la oportunidad
de asimilar esa realidad que nos compete conocer.
Irse por las ramas no es edificante y esa experiencia es para todos, para que comprendamos cómo funciona el organigrama del Altísimo.
FGuttmann