Respuesta a: Eloah, Elohim y el «Drágon»

#7350
Félix Guttmann
Moderador

Eduardo:
Mientras la mente no discierna que el Creador y Hacedor está en todo cuanto ha creado y hecho, le será difícil comprender el por qué el Padre no conoce de la maldad.
La maldad funciona bajo parámetros totalmente ajenos a las leyes del Padre.
La maldad da «vida» al hombre en un medio que no es para el hombre, sino para los animales, por ello un hombre no puede ligarse a su Creador ni a su Hacedor, porque «vive» en un escenario afín a los animales, bajo normativas para los animales, y en ese hábitat cuanto hace no es compatible, no ajusta, no acopla con las leyes que al hombre le son propias.
Al Padre no le ocultan los acontecimientos que suceden en un mundo que actúa en otras leyes, porque nadie puede ocultarle al Padre algo.
Simplemente: las leyes para los hombres afinan con la voluntad del Padre, pero las acciones de los hombres que viven según las leyes de los animales no pueden acoplarse con las leyes del hombre.
El hombre que actúa en consonancia con las leyes que son propias para los animales está desconectado de las leyes que le son propias.
El hombre que actúa en consonancia con las leyes que son propias para los animales, está destituido del hábitat que le corresponde y por ende de la familia que no actúa bajo los parámetros que son propios del género animal.
1. Ciertamente, estamos en «cuarentena» —— milenaria.
Obviamente que el Padre lo sabe, lo siente, le duele, incluso, y por ello envió a su hijo, a quien despojó de su condición de «Dios»(plenipotenciario), es decir, de hombre no actuante como animal (Sal. 82.6), Hech. 17.28-29), para que experimentando la «vida» del hombre desconectado de su frecuencia le salvara pagando un precio que solo podía asumir viviendo en carne como los animales pero con su «espíritu» como hombre, siendo el Hijo del Hombre, no fruto el hijo del hombre destituido de su hábitat, aunque haya sido introducido en el vientre de la doncella y mediante ella bajo la ley de los animales.
2. Jesús nunca subió muerto al Padre. Nadie «sube» al Padre «muerto», ni espiritual ni fisicamente.
Antes de que el Padre enviara a su HIJO ya sabía cuál era el precio que pagaría. Lo sabía también Jesús:
«Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas al tercer día resucitará» (Mat. 17:22-24 ).
«He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará» (Mat. 20:18-19; 26:2).
3. Los ELOHIM, con su plan debidamente trazado, trataron de retomar el dominio del planeta afectado y tomado por Satán y sus seguidores, y por ello decidieron FORMAR a ese varón un ADAM, es decir, un HOMBRE primeramente HECHO y luego CREADO a imagen de ellos y conforme a la semejanza que ellos tienen en común, entendiéndose que formaron a una persona que viviría y actuaría en conformidad con las leyes para los HOMBRES y no bajo las leyes que los hombres afectados vivían.
4. El Padre obviamente tiene conocimiento de lo que pasa no solo en este planeta afectado, sino lo que también sucede en los otros planetas igualmente afectados.
El que esté enterado no quiere decir que participe en la MALDAD.
Muchas personas están enteradas de la corrupción moral, espiritual o financiera que se experimenta en su localidad, sea su país o su ciudad o barriada, y ello no significa que participen en esa descomposición.
El Padre quiere que todos los hombres afectados por la rebelión de Satán conozcan su realidad y reaccionen o en otras palabras, que se «arrepientan», es decir, que cambien de actitud, de frecuencia, que se sintonicen con la onda que les corresponde, que se desliguen de las leyes de los animales, que retomen las leyes que les son propias, para que así «vuelvan» a Dios.
Yehovah no perdonó a la humanidad mediante la vida de Noé. La humanidad de entonces tampoco pereció en ese diluvio, solo los que estaban en esos alrededores.
Yehovah tampoco le entregó a Abraham los mandamientos, fue a Moisés, y solo para la nación de Israel.
FGuttmann.
2.