Respuesta a: Eloah, Elohim y el «Drágon»

#7381
Félix Guttmann
Moderador

Eduardo:
Innumerables informaciones de manera explícita o masticadas la Biblia no te entrega, por ello se habla de escudriñarla. Por ejemplo, ¿entiendes explícitamente el libro de Ezequiel y el de las revelaciones de Juan? La fuente hebrea en cada trazo de cada «letra», en cada «letra» y en cada dos o tres «letras» aportan informaciones, así mismo las encuentras en cada número, en cada dos o tres o cuatro números. La palabra del Creador la encuentras en la infinita creación y ella también se expresa en las ciencias.
Las matemáticas, la geometría, la química, la física e incluso la arquitectura por si mismas hablan pero la mayoría de la humanidad desconocemos cómo interpretarlas. Los símbolos de tránsito hablan explícitamente y no todos los conductores conocen sus significados.
Si Juan vio un trono, pues, solo nos resta preguntarnos, ¿quién se sienta en una silla de esas características? Si luego vio a 24 «presbíteros» o «veteranos» (traducido como «ancianos») en sus sendos tronos y con vestimentas, y con coronas, y de oro, sobre sus cabezas, entonces, ese varón nos está informando desde aquellos días y tiempos, todo aquello que Dios quiso que supiéramos, que por esa razón se lo autorizó a su Hijo y este a su vez envió esa información a la humanidad por medio de su mensajero (Rev. 1.1). Implícitamente se nos está proyectando todo un magno organigrama conformado por personas a semejanza del hombre.
Solito, tu en tu mente, cuestionate sin temor alguno, que si estos personajes no residen en ninguno de los países que existen sobre nuestro planeta, ¿dónde entonces habitan? ¿Acaso en las nubes de nuestro «cielo»? ¿O quizás en otros cielos que las religiones ni los religiosos definen, porque no pueden? ¿Dónde ejercen esos monarcas? ¿Delante de quién o de quiénes son reyes? ¿Quiénes se les sujetan? Pablo, por esa causa que expuso, dobló sus rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre «toda familia en los cielos y en la tierra» (Ef. 3:14-15 R60). Aceptamos enseguida que hay familias en la tierra, ¿y qué decimos de las que hay en esos «cielos»? A Pablo que fue, a su criterio, «menos que el más pequeño de todos los santos», le fue dada esa gracia de anunciar entre los gentiles la buena noticia de las «inescrutables riquezas de Cristo», y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea desde entonces dada a conocer por medio de la congregación (¿cuál?) a los principados y autoridades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor» (Ef. 3:8-11).
Aparte de monarquías, la «Biblia» explícitamente nos dice que existen también príncipes y autoridades que se les sujetan! ¿Están en este planeta? Pablo, demostrando su membresía de varón no religioso, le informó a esos discípulos de esa latitud que aquellos que motivados por el advenimiento del Hijo del Altísimo crearon «todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra«, pero ¿a cuáles cosas se refirió Pablo? A esas «visibles e invisibles; sean tronos, sean ————-dominios——-, sean principados, sean autoridades (…) (Col 1:16 R60). ¿Qué son esos «dominios»? ¿Dónde están los que existen en los cielos?
Si el gallo cantara más claro quedaría afónico de por vida.

El drama, la tragedia y la realidad de la humanidad, ¿es espiritual? ¿No existe algo fuera de nuestra atmósfera? Si somos los únicos en toda la inconmensurable creación, ¿de dónde procedieron esos tres varones que Abraham interceptó o el que habló con Jacob, y los que se le presentaron a Ezequiel? ¿A dónde se llevaron y quiénes y cómo a Enoch y a Elías?

Los que pertenecemos a esta generación y que disponemos y podemos acceder a una mímima parte de la tecnología que existe, y de ella utilizar las comunicaciones, como el internet, bien podemos, si nos lo proponemos, ver más allá de ese limitado horizonte que nubla a los religiosos.

¿Es Satán ese gran «dragón» escarlata, que ostenta esas «siete cabezas» y esos «diez cuernos», y en ————sus cabezas——- siete diademas? ¿Es Satán ese gran «dragón» escarlata que se parará «frente a la mujer que está «para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese»?
¿Es Satán ese gran «dragón» escarlata que se le enfrentará en esa batalla, que se evidenciará en ese «cielo», a Miguel y a sus mensajeros, quienes a su vez lucharán contra él?

καὶ ἐβλήθη ὁ δράκων ὁ μέγας, ὁ ὄφις ὁ ἀρχαῖος, ὁ καλούμενος Διάβολος καὶ ὁ Σατανᾶς, ὁ πλανῶν τὴν οἰκουμένην ὅλην, ἐβλήθη εἰς τὴν γῆν, καὶ οἱ ἄγγελοι αὐτοῦ μετ᾽ αὐτοῦ ἐβλήθησαν. «Y fueron lanzados (ἐβλήθη) fuera el gran dragón, y la serpiente, la antigua, la llamada diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él» (Rev 12:3-9).

Ese tal «dragón» no es esa «serpiente». Satán no se le enfrenta a Miguel. Satán está por encima de ese «dragón». Ese «dragón» tiene «siete cabezas» (reyes) y diez cuernos» (monarcas de otro organigrama) que le comandan, pero ellos no comandan a Satán.

«Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes (gobiernos), sobre los cuales se sienta ——–la mujer, (la organización de Satán), y son siete reyes (…). «Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes «juntamente con la bestia» (Rev 17:9-12 R60). «Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego; porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios. Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra (Rev 17:16-18 R60).
Las especulaciones no tienen cabida donde el rompecabezas está armado …

FGuttmann.