Respuesta a: Foro Luz actualizado

#8443
Félix Guttmann
Moderador

Iran Romo:

Con base en el escrutinio de esas Escrituras, sustentándonos en sus fuentes, no en alguna de las tantas versiones que existen, cualquiera puede discernir, conforme a su inalterada información, que esta no suele coincidir con el creer motivado por un costumbrismo heredado de generaciones que se sustentaron en sus versiones, denominaciones y creencias populares según los tiempos. Las evidencias indican que entre si no se ponen de acuerdo las congregaciones existentes en el mundo donde el «cristianismo» puede expresarse.

El nombre «Yehovah» o alusión alguna de «Yehovah» no se encuentra en la fuente del llamado Nuevo testamento, solo en las traducciones de los llamados «Testigos de Jehová», y ello se debe a que Yeshúa nos vino a relacionar con el PADRE y no con el «varón de guerra», si tenemos en cuenta el significado de «Yehovah» (Ex. 15.3). Conocer de «Yehovah» es conocer de la guerra que tiene como «Dios» contra Satán y su imperio, mientras que conocer del PADRE se traduce en conocer el AMOR.

Con respecto a la voz «Dios». Este vocablo procede del latín «Deus» y este del griego «Theos». ¿Qué les significaba, a los de la mentalidad motivada por el idioma latín, esa voz: «Deus» o «deidad»? En esa perspectiva, ¿qué les significaba «theos» a los de mentalidad griega? Existen innumerables mitologías que proyectan a sus «dioses» o «diosas» e incluso el mismo Pablo ratificó la existencia de muchos «dioses» así como de muchos «señores» (1Co. 8.5-6).

La información que aportan la Escrituras hebrea y griega, acerca de «Dios», se debe apreciar desde las diferentes mentalidades de los «hebreos» y de los griegos.

Las voces «Dios» o «theos» o «Deus» deben tener su significado, como lo tiene la palabra hebrea «Eloah» que es traducida, al igual que la palabra «elohím», como «Dios».

¿Es el mismo «Dios» el de los islámicos («Allah») que el de los israelitas?

Cada mitología reseña sus «dioses», como la abenaki, la aborigen australiana, la bahái, akamba, akan, árabe, ashanti, azteca, budista, Shingon, bushongo, celta, chibcha, china, chippewa, creek, dacia, dahomey, dinka, efik, egipcia, etrusca, finlandesa, griega antigua, guaraní, haida, hinduista, Ayyavazhi, hopi, huron, igbo, inca, inuit, iroquesa, isoko, japonesa, khoikhoi, kwakiutl, lakota,lotuko, letona, lugbara, maya, mesopotámica, navajo, nórdica, pawnee, pascuense, pigmea, polinesia, dioses prusianos o bálticos, romana, sajona, salish, sarda, séneca, shinto, sumeria, tumbuka, vasca, winnebago, yoruba, zulú y zuñi.

Las palabras «dios» o «deus» o «theos» o como cada mitología en su idioma lo llamaran, con sus respectivos significados, no coinciden con el significado de la voz hebrea «Eloah» (arbitrariamente traducida como «Dios») ni con su plural «elohím» (también traducido arbitrariamente en singular como «Dios»).

«Yehovah» y «Elohim» se manifestaron a personajes como Adam, Eva, Caín, Abel y a otros, mucho tiempo antes que existiera Abraham y la nación israelita. La nación de Israel no fue levantada para legarle con el tiempo una mitología más. Quienes se les manifestaron como su «ELOAH» o como su «Altísimo» tenían una meta específica de cara a Satán, a su imperio y a las consecuencias de esa insurrección. Todas esa mitologías procedieron de esa rebelión.

Ciertamente, el Padre no convoca a esas organizaciones; estas surgen por necesidad sentida para confrontar un peligro que afectaría a todo un reino establecido en el universo, si no lo frenaban y luego si no lo exterminaban.

Ni «Yehovah» n los «elohím» entraron en la escena contaminada por Satán y su imperio para repartir besitos ni saludos de reina de belleza, y menos con contemplaciones contra un Enemigo potencial. Se caracterizaron tal como las escrituras lo reseñan, «Yehovah» como se identificó a los israelitas de esos tiempos, como un «varón de guerra».

Conforme al plan diseñado, que le dieron a conocer a Daniel, todo lo pudieron llevar a cabo confrontados por Satán y su imperio, hasta que entró en el escenario, conforme al plan, el HIJO del HOMBRE.

FGuttmann.