Respuesta a: Parábola: La abominación desoladora

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Félix Guttmann
Moderador

Explorador:

Tomar un versículo de la Biblia separando un contexto no es lo justo porque podría suscitar malicia u otras intenciones que quizás no sean sanas. Para el caso te sustentas en un versículo y lo que llama la atención es el por qué dejas por fuera el resto de esa ley que claramente dice: »Si dos hermanos viven en el mismo hogar, y uno muere sin dejar hijos, su viuda no se casará fuera de la familia. El hermano del esposo la tomará y se casará con ella, para cumplir con su deber de cuñado. El primer hijo que ella tenga llevará el nombre del hermano muerto, para que su nombre no desaparezca de Israel. »Si tal hombre no quiere casarse con la viuda de su hermano, ella recurrirá a los ancianos, a la entrada de la ciudad, y les dirá: “Mi cuñado no quiere mantener vivo en Israel el nombre de su hermano. Se niega a cumplir conmigo su deber de cuñado.” Entonces los ancianos lo llamarán y le hablarán. Si persiste en decir: “No quiero casarme con ella”, la cuñada se acercará a él y, en presencia de los ancianos, le quitará una de las sandalias, le escupirá en la cara, y dirá: “Esto es lo que se hace con quien no quiere mantener viva la descendencia de su hermano.” Y para siempre se conocerá en Israel a ese hombre y a su familia como “los descalzos”. (Deu 25:5-10 NVI).

Esa ley era para los israelitas de esos días, y solo para el caso «si dos hermanos vivían en el mismo hogar». Ello implicaba que la familiaridad prevalecía entre los que vivían en ese hogar, familiaridad que permitía que el hermano decidiera o no «tomar» a su cuñada (responder por ella), para luego casarse con ella. La viuda debía recibir primero protección, por encima de sentimientos. El hermano del esposo la tomaba y se casaba con ella, «para cumplir con su deber de cuñado», solo para el caso «si dos hermanos vivían en el mismo hogar». Sin embargo resaltaba la libertad: «»Si tal hombre no quiere casarse con la viuda de su hermano (…)». Si ese varón persistía en negarse entonces ella tenía derecho a reaccionar escupiéndole en la cara y declarando lo allí expuesto. No mediaba el adulterio, para ese caso, porque el varón podía «tomarla» y luego negarse a casarse con ella, y eso sí habría sido adulterio, porque esa ley exigía primero «tomarla» y como resultado casarse con ella. Ello implicaba una aceptación.

Muchas escalas de valores de esas gentes dependían de la ley fundamentalista dada a Moisés, la cual tenía un propósito en el plan de Elohim, y en ese plan el adulterio consistía en alterar la ordenanza.

Tenemos a Izaac, que no conocíó la ley dada a Moisés, y tuvo dos mujeres, por la ley que cubría a su suegro, Laban, y solo amó a una, aunque vivió con ambas. Para el caso de la primera esposa del Rey David, que este tuvo posteriormente varias esposas y concubinas, no existía alguna limitación o exigencia en ese sentido para un monarca de esa nación.

Ni siquiera el actual Estado de Israel ni la comunidad ortodoxa judía o laica tiene en cuenta lo escrito Deuteronomio en el cap.25:5 que en esos tiempos era ley para esa nación de Israel. Esa ley no promovía el adulterio porque era ley por encima de cualquier sentimiento y máxime si tenía un propósito específico: «mantener vivo en Israel el nombre de su hermano».

En el caso que tratamos, se supone que se enmarca entre «cristianos», entonces esa ley dada a esa nación no tiene validez en este tema, porque a partir de Cristo es donde resalta la monogamia y las relaciones que tienen afinidad con lo que se experimenta en el reino de los cielos, solo para quienes aceptan a Jesús, aunque la poligamia sea una realidad en religiones como el Islam y aún así, un islámico fuera de los países islámicos, como en Europa o en USA, las leyes de esos lugares no le aceptan sino una mujer legalmente.

FGuttmann.