Respuesta a: El plan de Elohim para los últimos días

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Félix Guttmann
Moderador

David:

El plan de la salvación es indiferente e independiente a la ‘suerte’ que cada persona haya heredado, sea en su genética o en su derrotero de vida.

La magna ley universal prevee la armonía integral y los vivientes, los adámicos, siendo del ‘linaje’ del Altísimo, son los únicos que pueden apreciar en toda su magnitud esa aportación, llámese ‘bendición’, que les facilita crear de la creación, y como creadores disfrutarán, asimismo disfrutarán de todas las cosas creadas entre todos, lo cual amplía la armonía en el marco del amor.

Nosotros, los adámicos terrenales, oriundos del terreno contaminado, hemos heredado la destitución y con ella la mortalidad, y en su devenir dependeremos también de lo heredado ‘espiritualmente’.

Somos el fruto de herencias, para bien y para mal.

Los diez mandamientos, aunque desde los días del desierto no hayan sido publicados para todas las naciones, y solo para el pueblo de Israel, no por ello están invalidados para las otras naciones.

Ese decálogo brilla con su impactante luminosidad en la tiniebla o reino de Satán y deja saber las diez razones por las cuales la humanidad terrenal está
apartada del reino que existe fuera de esa morada.

El plan de la salvación pretende con su fase de la resurrección tanto del ‘espíritu’ del hombre como la de su cuerpo físico, la redención, lo cual indica reubicar al hombre salvado en ese reino, incluyendo desde luego su morada que ha de heredar según las directrices de la ley universal.

Una de esos mandamientos (Exo. 20:5-6) resalta que el hombre que pretenda esa redención no tendrá ‘dioses diferentes’ delante del único Dios verdadero. Esos ‘dioses diferentes’ son los que ‘mataron’ al hombre en lo espiritual y en lo físico. Ellos han funcionado en las sociedades mediante las fijaciones físicas llamadas ‘estatuas’, por esa razón ese mandamiento advierte no hacernos estatuas (no dice ‘imagen’), aunque una estatua lo sea.

Tampoco hemos de hacernos alguna ‘semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra’.

Para hacernos alguna ‘semejanza de lo que esté arriba en el cielo’, precisamos conocer de ese ‘cielo’, porque de no ser así pues como complicado proceder a hacernos algún tipo de fijación física, mediante una estatua, que reverencie lo que no debemos resaltar.

Ello indica que esos ‘dioses diferentes’ motivaban que el hombre destituido conociera de arriba, de ese ‘cielo’ contaminado por la rebelión de Satán.

Ese mandato también resalta no hacernos ningún tipo de fijaciones de ‘abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra’.

Ello nos dice que esos ‘dioses diferentes’, diferentes a los otros ‘dioses’ (Apo. 4.4), motivaban también que el hombre terrenal conociera de lo que existe ‘abajo en la tierra’, y que asimismo conociera acerca de esas ‘aguas’ (Apo. 17.1;17) que existen ‘debajo de la tierra’.

El mandato nos exige no ‘inclinarnos’, no sujetarnos, no rendirles pleitecía, a esos organigramas, ni honrarlos, porque de hacerlo experimentaremos de Yehovah su «VISITA».

El VISITA sin inmiscuirse, «la maldad de los padres» que no cumplieron con ese mandato, «sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que le desobedecieron («aborrecieron»).

Muchas personas han heredado esa maldad.

A esas generaciones siguientes, hasta la ‘tercera’ e incluso la ‘cuarta’, no les va a ir bien, hagan lo que hagan.

Yehovah actuará solo de testigo, de ‘visitante’.

Pero ello no sucederá con las generaciones que procedan de quienes se abstuvieron de hacer esa ‘maldad’.

A esas generaciones, hagan lo que hagan, Yehovah les hará MISERICORDIA, a millares, y sobre todo a los que le aman y guardan sus diez mandamientos.

Cada quien que reciba su herencia, esa ‘misericordia’, responderá por ella; si la malogra, si la desperdicia, pues, sufrirá las consecuencias y sus generaciones siguientes, hasta la tercera y cuarta, inclusive.

En aquel día «le dijo uno de la multitud» a Jesús: «—-Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?»

Luego sigue la plática que está a disposición en Lucas 12:13-31.

Nosotros, pues, los que seguimos a Jesús, que formamos parte de su Cuerpo, no debemos preocuparnos por lo que hemos de comer, ni por lo que hemos de beber, ni debemos estar «en ansiosa inquietud», porque todas estas cosas buscan ————-las gentes del mundo———–.

Nuestro Padre sabe que tenemos necesidad de estas cosas, y él proveerá, y más nos añadirá, para que las administremos, mientras nosotros seguimos ‘buscando del reino de Dios’, porque sin duda que todas esas cosas a las cuales se refirió Jesús, nos serán añadidas.

Por ello conocemos a «muchas personas que dicen llamarse cristianas» que sobreviven de algùn tipo de negocio, experimentando perdidas en vez de ganancias, e incluso, como bien lo observas, «algunos han llegado a la quiebra.»

«No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (Mat. 7:21).

Comentas que «muchos dicen que es el diablo el que trae espiritu de ruina a estos hogares para que se desesperen».

Si entre esos los hay ‘cristianos’ que así lo creen, pues, no citan una verdad, porque al ‘diablo’ no le sirve de nada arruinar a alguien y menos para que se ‘desespere’. Por el contrario, al ‘diablo’ le conviene distraer al creyente llevándolo a las ‘riquezas’ o valores del mundo por él contaminado.

«Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas» (Mat. 6:24-25).

El resultado de la ‘maldad’ que Dios ——VISITA— hay que considerarla a la luz de ese mandamiento.

Los cristianos que afirman «que es la voluntad de Dios para que lo busquen mas sinceramente y de corazòn y depositen su confianza unicamente en èl», desconocen ese mandamiento.

Dios no ‘manda males’, estos proceden al causar desarmonía en las leyes universales.

Dios no se pone en la infantil o satánica tarea de ‘estropear nuestros planes,dañar negocios,impedir que hagamos esto o aquello con tal de salvarnos’.

Dios permite que las consecuencias por desarmonizar su ley universal la experimente el desarmonizador o quien herede lo que sus antepasados desarmonizaron.

La creación se fundamenta en su ley universal de la cual se desglosan infinidad de otras leyes.

La criatura que ‘ha recibido’ a Jesús, es porque previamente le ha conocido a plenitud. Ello alterará su herencia si viene contaminada, pero solo si hace efectiva esa ‘autorización’ o ‘autoridad’ que recibe de Jesús para que el ‘espíritu santo’ la ‘engendre’ y la guíe a toda ‘verdad’, con el fin de que forme parte del Cuerpo de Cristo, entonces, su realidad será otra.

Por algo se nos dice que busquemos primeramente el ‘reino de Dios’ y al encontrarlo, busquemos su JUSTICIA.

Se nos dice igualmente que si fuimos BAUTIZADOS por Cristo, no por las ‘iglesias’ y sus intereses, que busquemos como consecuencia las ‘cosas de arriba’ -donde está sentado Jesús- y que una vez conozcamos de esas cosas, pongamos la mira en ellas (Col. 3.1-4).

Te sugiero complementes esta información evaluando Ro. 6:3-9 y Ga. 3:27.

Si un seguidor de Cristo está ‘revestido’, ello significa ‘vuelto a vestir’, por tanto ninguna herencia negativa le cubrirá, aunque en Cristo y por su causa haya de padecer —–juntamente con Cristo.

FGuttmann