Respuesta a: El plan de Elohim para los últimos días

#8974
Félix Guttmann
Moderador

David:

No te asombres de lo injusto que aprecias en tu entorno, cuando hemos sido engendrados y nacido en un mundo donde la injusticia es nuestra atmósfera.

Por ello Jesús nos recomienda que en justicia seamos justos con nosotros mismos buscando primeramente el reino de Dios y cuando lo hallemos busquemos prioritariamente su justicia y que con base en ella’ todo nos será añadido’.

Fue injusto que por error de un capitán tanta gente falleció en ese accidente del Titanic.

Cierto, es injusto que las generaciones tengan que sufrir las consecuencias de sus antepasados, por causa de que esos antepasados no hicieron caso a lo advertido, y que en esa advertencia estaba resaltada la consecuencia que atañe a las generaciones siguientes.

No es justo que los padres cristianos dejen que sus hijos vayan a su aire.

En el plan de salvaciòn este asunto está contemplado precisamente al ofrecerle a las gentes por ‘gracia’, como una beca, la oportunidad de experimentar su resurrección espiritual, luego la física, asimismo el arrebatamiento, la redención y participar en la regeneración en el entorno de una vida eterna.

Ante el gran trono blanco asistirán gentes que existieron antes de que Cristo se haya hecho presente en esta tierra en ‘carne’.

Respecto a la responsabilidad del actuar humano desde luego que es personal, indiferentemente de su ‘cruz’.

Por ello Jesús dijo: ‘carga tu cruz y sígueme’.

Debemos soportar nuestras cargas, nuestra ‘cruz’.

Para el caso que traes a colación: Jn 9:2-3, observa que sus discípulos, estaban enterados de la herencia generacional, al decirle a Jesús: ‘Rabí (Maestro), ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?’.

Pero Jesús les respondió que esa ceguera no se debía a que ese invidente hubiese transgredido alguna ley del Altísimo, «ni sus padres», ————-«sino para que las obras de Dios se manifiesten en él».

Ese invidente lo era por causa ajena a la herencia generacional.

Si hablamos de las cosas que «Dios permite», pues, demostramos que desconocemos el mundo en el que hemos sido engendrados y nacido y en esa perspectiva también demostramos que ignoramos a Satán, su historia antes de que fuera hallado en él maldad, su rebelión, las consecuencias, y las razones del plan de Dios con respecto a esa verdad, y del por qué envió Dios a su hijo, etc.

De ahí esa bienaventuranza: “Dichosos los que tienen sed de justicia porque seràn saciados….”

FGuttmann