Respuesta a: El plan de Elohim para los últimos días

#9117
Félix Guttmann
Moderador

Holman:
Los acontecimientos de Job sucedieron en la tierra ———–casi al final———— de la rebelión de Satán (Job. 1.8).

Esa ciudad, UZ, no está localizada en los mapas históricos «orientales» (Job. 1.3), precisamente porque perteneció a la geografía anterior a la rebelión.

«Y acontecía que ————-habiendo pasado en turno los días del convite——–(rebelión), Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: —————-Quizá habrán transgredido mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones.———- De esta manera hacía todos los días. (Job 1:5 R60).

En cuanto a Jonás, su historia también aconteció en la tierra. Estar «fuera de la presencia de Yehovah» no se logra estando en el cielo contaminado y yéndose…¿a dónde, a la tierra?

«Huir de la presencia de Yehovah» significaba no verse involucrado en sus planes de esos días de cara a lo que estaba sucediendo en esas latitudes.

Jonás quiso irse de allí, de esa zona en conflicto con los intereses de Yehovah, y no participar haciendo esa misión que le fue encomendada. Jonás trató de viajar hasta España, donde habitaban los descendientes de Tarsis, uno de los descendientes de Javán, que pobló el área de Grecia, y de ahí sus 4 hijos se dividieron. Uno, Dodanim, que fue hacia las Islas de Rodas y del mar Egeo; luego Elisá, que se radicó en Grecia, mientras que Kitim fue a Chipre y Tarsis partió hacia España, quizás por el norte de Grecia o por mar.

Desde luego que ese «pez grande», conforme a la descripción de aquellos hombres de esos tiempos, fue una nave que lo retuvo en su interior ese tiempo.

Como consecuencia de esa experiencia, Jonás fue a Nínive, «conforme a la palabra de Yehováh». Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino (con 120 mil personas y «muchos animales»). Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida.» los habitantes de esa ciudad por previos acontecimientos que les habían sucedido, acaecidos en el aire, escuchando a Jonás y sabiendo su procedencia y su experiencia dentro de ese «pez grande», «creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Y esa reacción del pueblo «llegó» y rápidamente hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se «cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.»

Jonás, «hizo proclamar y anunciar en Nínive, —————por mandato del rey y de sus grandes——–, diciendo: que los «hombres y (los) animales, (en especial) los bueyes y las ovejas, no «gustaran cosa alguna», de las que habían caído del cielo, que por ello no se les diera alimento, ni bebieran agua, sino que se les «cubriera» de «cilicio», tanto a los «hombres» como a los «animales», y que «clamaran a Dios fuertemente», además que se convirtieran «cada uno de su mal camino, de la rapiña» que había «en sus manos» (Jon 3:3-8 R60).

Esa cobertura, el cilicio, evitó que esos hombres y sus animales sufrieran de los efectos de lo que los enviados de Yehovah lanzaron en esa zona.

Jesús, en aquella ocasión, respondió y les dijo a los presentes que «la generación» (de Judea), la «mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada», sino que les sirviera «la señal del profeta Jonás.» Los israelitas de esos días, conocedores de los acontecimientos de esos días en Nínive, que no aparecen en la «Biblia», tenían que entender a qué se refirió Jesús, porque así como «estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches» (Mat 12:39-41 R60).

FGuttmann.