Respuesta a: ¿Es Dios Injusto?

Alejo:

En 1Jn. 5,16-17, este misionero nos habla de la existencia de un pecado que es de muerte y un pecado que no es de muerte.

La palabra «pecado» es griega y significa «transgresión».

El vocablo «muerte» nos habla de «separación».

Hay, pues, transgresiones que nos separan definitivamente de algo y las hay que no nos separan.

La «muerte» nos separa de lo que somos esencialmente.

Somos hijos del Altísimo, somos de su linaje, somos entonces todopoderosos (Sal. 82.6, Juan 10.34).

Podemos hacer lo que otros seres no podrán jamás.

Lo que pensamos lo podemos hacer, lo podemos llevar a cabo por muchos medios o maneras.

El Padre, en su calidad o condición de Creador, nos delegó su creación y podemos disponer de ella y seguir creando.

Por causa de Satán la humanidad terrenal está distanciada («muerta») de si misma, de su creador y de la creación.

Por esa causa, el Padre -por medio de su Hijo- nos extiende su amor para que retornemos a los que en realidad somos. Seres inmortales e incorruptos, eternos y todopoderosos, en un solo sentir, en el amor del Creador.

Hay transgresiones que nos alejan de nosotros mismos, otras nos alejan del Padre, otras del Hijo y otras contristan al «Viento sagrado», mejor conocido como el Espíritu santo.

Hay transgresiones que no nos alejan, sino que por sus resultados nos concientizan y si ello nos hace reaccionar entonces no nos distancian.

«Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida».

Veámoslo así: «Si alguno viere a su hermano cometer alguna transgresión que no lo distancie radicalmente, entonces intercederá en amor por este hermano, y Dios le perdonará; esto es para los que cometen transgresión que no los distancie del Creador.»

Hay transgresión que distancia al hombre de su Creador, y por ende de si mismo y de los demás. Ante ese tipo de transgresión no tiene sentido pedir por perdón.

En esencia toda injusticia es transgresión; pero hay transgresión que no distancia al hombre de su Creador.

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica la transgresión.

Se habla de practicar, no de resbalar. La práctica es una actividad constante.

Porque Aquel que fue engendrado por Dios, le guarda, y el maligno no le toca (para «muerte»).

La falta que cometieron Ananìas y Séfora como matrimonio, ofendió al Viento sagrado. Ellos no tenían necesidad de hacer lo que hicieron a propósito.

Ellos no engañaron a nadie de los congéneres, solo a sí mismos, pero lo hicieron en un sentir popular donde el Viento sagrado estaba presente y actuando en una misión específica.

A Dios no le molesto su actuar, sino al Viento sagrado.

La transgresión que distancia al hombre de si mismo y del Creador es aquella que se refleja cuando la persona le sirve a los intereses de Satán (Heb. 6. 4-8; 2P.2.20-22).

La transgresión que distancia al hombre de la justicia del Altísimo, pero que hace reaccionar a tiempo al transgresor, no lo distancia de sí mismo ni de Dios, ello se dice «arrepentimiento» (cambiar de actitud).

La falta que cometieron Ananias y Sefora no la podemos calificar, solo evaluarla, por su gravedad fueron distanciados de sus vidas, de sus gentes, y enviados al lugar donde afina con su proceder, juzgado por el Viento sagrado.

Ananias y su esposa murieron físicamente, como causa de estar muertos espiritualmente. Es cuestión de discernir a donde fueron.

FGuttmann