EduardoAD:
Mateo 18.10 reseña esa aclaración de Jesús, que los mensajeros de los niños «en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos», pero ello no indica necesariamente que el Padre tenga rostro desde la perspectiva adámica o humana terrenal.
Gen 1:2 (heb.) resalta que la tierra llegó a estar en caos y en soledad y que esa tiniebla estaba sobre la faz (cara o rostro) de ese abismo, y que el viento de Elohím revoloteaba sobre la faz (cara o rostro) de esas aguas.
«Al Padre nadie le ha visto jamás», porque es «viento», es por tanto invisible, aclaró Juan (Jn. 1.18; Col. 1.15; 1.1.17; Heb. 11.27).
¿Cómo ver el «rostro» del Padre?
«Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa» (Rom 1:20 R60)
FGuttmann.
