«Y dijo Yehováh: No contenderá mi viento con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años».
(Gen 6:3-4 R60)
Para comprender esta máxima es conveniente tener en cuenta el contexto que la motivó y conforme a la fuente, descontando y desconsiderando las interpretaciones que han surgido precisamente por no acatar ese contexto que nos dice lo que aconteció cuando comenzaron los hombres (de esa zona) a multiplicarse sobre la faz de esa «adamah» o civilización ( la fuente no dice «tierra») , y les nacieron hijas (desde luego también les nacieron hijos) «que viendo los hijos de Elohím» ( la fuente no dice «Dios») que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas».
Con base en ese suceso dijo Yehová que no contendería su viento con el hombre, específicamente con esos hijos de Elohím, para siempre, porque ciertamente eran hombres; pero como consecuencia de esa situación que los hijos de Elohím tomaron para sí mujeres abandonando su misión y causando estragos en el seno de sus familias en el reino de los cielos, ellos solo podrían vivir sobre la faz de la tierra esos años: «mas serán sus días ciento veinte años» y luego fueron confinados en mazmorras de oscuridad con sus mujeres.
Esos mismos hombres fueron visitados por Jesús en esas tres noches y días cuando estuvo «en las partes más bajas de la tierra» (1P. 3.18-20).
Al respecto debe tenerse en cuenta lo que reseña Enoch.
FGuttmann.