Jesús resalta la existencia de un reino, no solamente en esa oración tan usada (Mt. 6.9-13), y en esa oración está incluida la petición que el Padre nos lo envíe, es decir, que ese reino se haga presente en este planeta. Ello nos indica que allí en esos cielos o celeste o universo que nos rodea existe la vida humana mucho antes de haber esta venido a esta morada.
Para el caso, la vida humana no inició en este planeta, como lo ratifica Juan cuando reseñó que «aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre (establecido fuera de este planeta), venía a este mundo» (Joh 1:9) o el mismo Jesús cuando advirtió que «nadie (de esta morada) subió al cielo», y que el único que lo hizo fue «que descendió del cielo» y quien descendió del cielo fue «el Hijo del Hombre», que desde millones de años «está en el cielo» ubicado (Joh 3:13-14).
Cuando Jesús resalta lo del «hijo del hombre» hace referencia al «fruto» (HIJO) del código genético ADAM («Hombre»). Jesús es el prototipo de ese código genético, sin embargo solamente se hizo CARNE una sola vez, en aquella ocasión en el vientre de la doncella judía Myriam (María).
FGuttmann.
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