Un Siervo:
Jesús en esa ocasión hablando con el Padre le dijo: «Ahora pues, Padre, glorifícame (reconóceme) tú ———-al lado tuyo———–, con aquella gloria (reconocimiento) que tuve contigo antes que el mundo fuese. (Joh 17:5).
Cierto, ese reconocimiento tiene que ver con su condición de unigénito y a la vez primogénito que siempre tuvo en la intimidad del Padre.
Seguir a Jesús se experimenta al estar vinculado al «Cuerpo» (organización) que lidera Jesús, llamada «Cristo» para las gentes de las naciones y «Mashiaj» para los israelitas.
El seguidor de Jesús lo es cuando forma parte de la unidad con el Padre (Jn. 17).
«Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado» (Joh 17:23 R60).
FGuttmann