Emilio & Larisa:
Yacob no luchó físicamente con ese varón procedente del celeste. Pugnó, insistió, persistió, hasta que rayaba el alba, con ese varón, por saber más de las cosas de arriba y de la realidad de los hombres de cara a esa verdad. Como amanecía ese varón tenía que partir, para evitar ser visto por otros hombres, pero Yacob se lo impedía con su insistencia y físicamente, y «cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Yacob mientras con él pugnaba». No obstante el varón le descoyuntó el muslo ello no le impidió a Yacob persistir, por eso ese varón le pidió que le dejara partir antes que amaneciera y otros le vieran, pero Yacob insistió en que se quedara para que le siguiera explicando de las cosas de arriba y le «bendijera» o le participara de ello. Entonces el varón le preguntó, como si no lo supiera, cuál era su nombre. Yacob le respondió: «Talón» («Yacob», del hebreo «Yekeb»).
Entonces el varón le dijo que no le conocerían más por su nombre Yacob, sino como «Yishrael» («el varón que vio las cosas del Altísimo»), porque el varón israelita pugnó por saber de Elohim y su misión con los hombres, y en ello Yacob había persistido.
Y llamó Yacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Elohim cara a cara, y fue librada mi alma. (…) (Gen 32:24-31).
FGuttmann.