La rebelión de Satán

Jhon Jairo:

Adan y su mujer no fueron los primeros en ese lugar, porque ese «Jardín del Edén» alguien tuvo que haberlo construido y adaptado. Asimismo alguien tuvo que recibirlos y orientarlos. La «Biblia» es clara al proyectar lo que hizo la pareja: estudiar, capacitarse, así como también está allí descrita su misión. Ellos no fueron los culpables de que exista el pecado, porque no se puede exonerar a Satán ni ellos influenciaron a Satán. No necesariamente todos descendemos de esa pareja ni esa pareja son los padres de la humanidad.
FGuttmann.

Edi:

Fiestas alusivas a los asuntos mundanales o satánicos nos rodean diariamente en este mundo y los cristianos ni reaccionamos, y en vez de enfrentarlas nos escondemos en todo tipo de argumentos y de actividades de corte religioso, dejándonos quitar espacios, actuando como las avestruces cuando sienten peligro, en vez de actuar como corresponde, apareciendo en esas escenas con la luz de Jesús iluminando las mentes de los que están en la oscuridad festejando esos eventos que no glorifican a quienes decimos glorificar, pero lo hacemos solamente en las «iglesias» y quizás dos veces a la semana por unas dos horas cada vez.

¿Que tal que nuestros hijos vayan con los otros niños de casa en casa y en vez de recibir dulces entreguen detalles alusivos a Jesús?

Jesús entro a este mundo, se le vio en todas las festividades, anduvo en medio de romanos invasores, las cruces y los crucificados era el pan de cada dia en esa tierra de Judea, no se escondió en las sinagogas ni se espanto ni salio corriendo cuando en su tierra los extranjeros festejaban sus fiestas. Sus enviados ingresaron al mundo de los gentiles a llevar el mensaje y tampoco se espantaron por sus festividades y creencias satánicas y cuando ya existían pequeñas congregaciones no se escondieron en los días que esas naciones festejaron sus fiestas a sus dioses.

Dizque somos hijos de Dios y andamos con el poder del Altísimo y representamos a Jesús y chicaneamos aduciendo que tenemos al Espiritu santo y que Dios nos habla y nos espantamos de una fiesta mas como la de Halloween en vez de tomar control en ella, en el mismo escenario, dando a conocer a quienes decimos que seguimos y adoramos.

FGuttmann.

Diego:

Misericordia significa ponerse en el lugar de la otra persona que ha de ser juzgada. Para ejercer la misericordia se requiere entonces de temor, incluso no teniendo en consideración sus actitudes («ropa contaminada») que motiva la carne terrenal.
FGuttmann.

Thanya Flores:

Si esa es «tu congregación», los llamados «Testigos de Jehová», y aún así temes que te «expulsen» de «tu congregación», por enterarte de lo que debes saber para seguir a Jesús, entonces no es «tu congregación», porque delante de la verdad debes formar parte de la congregación de Jesús, llamada «Cristo». Ninguna congregación salvará a sus fieles, solo Jesús salvará a quienes le siguieron, y les galardonará arriba, en esas bodas del cordero. Si la verdad libera, ¿cómo es que nos sujetamos a quienes no caminan tras de Jesús con base en esa verdad?

«¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis (…)?» (Rom 6:16).

En relación a Jesús, que en esa ocasión que Juan le vio, «tenía en su diestra» a esas «siete estrellas». Ese secreto o «misterio» de esas «estrellas» y de los «siete candeleros de oro», son los siete mensajeros que liderarán esas siete congregaciones (Rev 1:16-20).

Vamos por parte:

Primero: la organización terrenal llamada «Testigos de Jehová» no tiene ni arte ni parte en el plan del Altísimo.
Segundo, si hablamos de «testigos», empecemos por esos que se habían reunido en aquella ocasión, que le preguntaron a Jesús, diciendo: «—-Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?». Jesús les respondió que no les correspondía a ellos saber los tiempos o las sazones que el Padre había puesto en su sola potestad, pero en que contraprestación recibirían «poder» cuando haya venido sobre ellos el Viento Santo, y entonces le serían testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra» (Act 1:6-11 R60).
Tercero: Juan vio allá arriba «un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado» (Rev 4:2 R60); y que «delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete vientos de Dios» (Rev 4:5 R60).
Esos siete «vientos» o «estrellas» son mensajeros que remplazarán a los siete monarcas que acolitan a Satán cuando estos sean erradicados de esos planetas que regentan.

FGuttmann.