Pascua (Pesaj): la salida de Egipto de los israelitas.
Nuestra libertad y la del otro
La noche de este viernes los israelitas y judíos en el mundo comenzaremos a celebrar Pesaj (Pascua), que recuerda nuestra liberación de la esclavitud en Egipto y el Éxodo hacia la libertad.
Pesaj (Pascua) narra la liberación de los hijos de Yacob, llamado dos veces ‘Yishrael’, del yugo de ese Faraón en particular, y la celebración incluye los caminos a la sabiduría y al conocimiento y a valorar esa libertad.
Las preguntas tienen un espacio central en la mesa del Seder: Leemos la Hagadá y preguntamos del porqué esa noche es diferente de las demás. ¿Por qué comemos matzá? ¿Por qué comemos hierbas amargas?
Las respuestas tradicionales se encuentran en la Hagadá misma y en las contestaciones de los pequeños.
En el Seder (Orden) recordamos que el pueblo israelita no fue esclavo del Faraón en Egipto, sino que estuvo sujeto o bajo extrema servidumbre, dependiendo de las demandas y a todas las penurias y los males que debió soportar hasta que ese Dios les abrió el camino hacia su libertad.
Esa memoria se transmite de generación en generación a través del relato, de la lectura y construcción de la Hagadá.
En la perspectiva moral, llamada del latin ‘espiritual’, esa memoria trasciende porque Pesaj simboliza la pelea constante contra nuestras propias ataduras, limitaciones o llámese esclavitudes.
Todo el tiempo debemos liberarnos porque seguimos siendo permanentemente esclavos del sistema político, militar, financiero, religioso, social e incluso de la delincuencia en todas sus expresiones.
El hiperconsumismo y la mercantilización de la vida nos hacen menos libres y nos sumerge en un estado de alienación propio de cualquier tipo de esclavitud; pero el desmarque de los dogmas es un buen método para intentar liberarnos.
Entonces Pesaj pasa a ser el espacio para reflexionar sobre esos tipos de esclavitudes y libertades. Por eso importa mucho juntarse y volver sobre los relatos bíblicos para debatir y abrir estas cuestiones. Tiene que haber comunidad y reflexión, y eso se nos da en la mesa del Seder (Orden).
En la actualidad hay mucho discursos que justifican ciertas decisiones tan violentas como lo fueron las 10 plagas que llevaron al Faraón a permitir, contra su voluntad, el Éxodo de Egipto. Muchos se llenan la boca hablando de diversidad, pero no aceptan al otro; o alaban la paz y justifican la guerra como medio para conseguirla.
El riesgo de las plagas modernas es no verlas como tales y emplearlas como medios válidos para fines egoístas o alejados del verdadero sentido de la libertad.
La verdadera libertad se obtiene cuando se ejerce la tarea de liberar a otros a través de la justicia social.
Pesaj está siempre relacionada con las luchas en contra de cualquier esclavitud, contra la explotación, contra el abuso de toda índole. No podremos ser libres sino a través de la libertad colectiva o social.
La libertad individual se erige sobre la esclavitud del otro. Si la libertad supone la prioridad del yo, entonces el otro está condenado a desaparecer, pero no lo hará sin antes presentar una batalla cada vez más sangrienta, llena de plagas.
Pero… ¿capacita Dios al ser humano para hacerse libre mediante un cambio intelectual, mental, social e incluso de su corazón? ¿Interviene Dios en ese proceso?
Claro que interviene pero no siempre como cada quien lo estipula o lo anhela.
El ser humano hace su propia historia.
Dios proporciona las herramientas para reflexionar, pero nunca para cambiar la naturaleza del ser humano. El hombre cambia su actitud como resultado de su consciencia y para ello le es imprescindible que se entere de muchas cosas y las sopese y decida, haciendo lo que sólo éste puede y debe hacer por sí mismo.
Y de eso justamente se trata Pesaj: de pensar siempre en la libertad del otro, porque bajo sujeción estuvieron aquellos israelitas en la tierra de Egipto.
Cada generación debe verse como si estuviera experimentando ese Éxodo.
Pesaj es la posibilidad de elegir para nosotros y para los demás, lo que implica ser conscientes de que esa acción es un acto voluntario y racional.
Yeshúa (Jesús) en esa ocasión celebró la primera tarde de las dos que enmarcan la celebración de Pesaj. Terminado el Seder tomó el pan y la copa de vino y asentó su nuevo pacto, que incluyó a los gentiles que le siguieran. Al terminar y estando junto a sus seguidores cercanos en el monte de los Olivos fue entregado por uno de los doce de su equipo.
En la tarde siguiente estaba ‘vivificado’ en las ‘partes más bajas de la tierra’, allí predicó a los fallecidos que estaban en el ‘seno del Padre’ y después se presentó ante aquellos ‘bnei – elohím’ (hijos de los dioses) y al tercer día salió de esa cueva para ser subido al trono donde recibió la plena autorización la cual inició.
«Limpiaos, pues, de la vieja levadura (antiguo pacto), para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.
Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura (antiguo pacto), ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad» (1Co 5:7-8 R60)
1 Comment
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david gonzalez najar - octubre 6, 2015, 6:13 am
felix se debe haser santa cena en la congregacion con pan y vino fisico (real) ?como debe celebrarse una santa sena en la congregacin¿gracias a quien me responda